Reseña: La caída de los gigantes, Ken Follett
Resumen:
La historia empieza en
1911, el día de la coronación del rey Jorge V en la abadía de Westminster. El
destino de los Williams, una familia minera de Gales, está unido por el amor y
la enemistad al de los Fitzherbert, aristócratas y propietarios de minas de
carbón. Lady Maud Fitzherbert se enamorará de Walter von Ulrich, un joven espía
en la embajada alemana de Londres. Sus vidas se entrelazarán con la de un
asesor progresista del presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, y la de
dos hermanos rusos a los que la guerra y la revolución les ha arrebatado su
sueño de buscar fortuna en América.
Ken Follett ya se ganó mi corazón con los pilares de la
tierra (aunque no tanto con su secuela Un mundo sin fin) por eso me lancé sin
dudarlo a La caída de los gigantes.
Un conocido me había recomendado más de una vez la lectura, de hecho, me
convenció gracias a una anécdota que me pareció muy graciosa. Me contó que un
precioso día de verano en Munich (y de esos no suele haber muchos), al salir de
trabajar decidió quedarse en el encantador Viktualien Markt de la capital
bávara, tomando una cerveza bien fresquita, para acabar las pocas páginas que
le quedaban del libro. Al cabo de un rato, un par de chicas se le acercaron muy
coquetas (y ligeritas de ropa) a saludarlo, pero lo mejor fue la cara que se
les quedó a las pobres cuando mi amigo muy serio y algo molesto por la
interrupción les contestó: “perdonad, es que he venido a acabarme el libro”.
Un libro con un poder así no podía en absoluto
decepcionarme. Y no lo hizo. Follet narra en esta novela épica la historia de
cinco familias durante la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la lucha
obrera y feminista.
Pese al miedo que tenía en un principio de que fuera para mí
una novela demasiado densa, he de reconocer que es muy amena y adictiva.
Entendí entonces la molestia de mi amigo ante la interrupción de su lectura,
porque es la misma que sentía yo cada vez que tenía que dejarla para ir al
trabajo, comer o incluso dormir.
Como no, Lady Maud ha sido uno de mis personajes favoritos,
una mujer fuerte e independiente y aun así consciente de sus ataduras para con
su posición social. Pero no sólo ella es tan real que parece que tuviera que
salir de repente del libro para liderar una marcha feminista en medio de tu
salón. El resto de personajes son igualmente carismáticos, cada uno en su
papel. A algunos los amas, a otros los odias a muerte y a la mayoría las dos
cosas a la par.
Otro de los grandes talentos de Follett es mezclar la
realidad con la ficción hasta tal punto que haría dudar hasta a los mismísimos
protagonistas de la historia. Es algo desconcertante, pero a la vez ayuda a
comprender muchísimo mejor hechos que conocíamos de los libros de texto y que,
al menos en mi caso, no hice más que aprender de memoria.
Es un libro que me ha gustado mucho y que me ha tenido
enganchada hasta la última página, aunque yo no haya tenido la suerte de
permitirme rechazar pretendientes en soleadas tardes soleadas.
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